viernes, 13 de diciembre de 2024

Bionirs Empresa del CONICET dedicada a mejorar el diagnóstico del cáncer de mama

 

 Bionirs Empresa del CONICET dedicada a mejorar el diagnóstico del cáncer de mama

Avanza en el desarrollo de un mamógrafo que funcionará con luz infrarroja inocua.

En 2017, Nicolás Carbone, doctor en física e investigador del CONICET, publicó su tesis con resultados de investigaciones que sugerían la posibilidad de utilizar luz infrarroja (IR) inocua, en lugar de radiaciones ionizantes como los rayos X, para detectar de manera temprana cáncer de mama.

Estos hallazgos y posteriores estudios de Carbone y colegas, publicados en revistas científicas internacionales, revelaron la posibilidad de desarrollar un innovador equipo para el diagnóstico temprano del cáncer de mama y derivó en la creación de Bionirs una Empresa de Base Tecnológica (EBT) del CONICET que desarrolla tecnologías basadas en luz infrarroja aplicadas al diagnóstico y al tratamiento biomédico y ahora está avanzando en el desarrollo de MamoRef, un mamógrafo capaz de obtener imágenes de tejidos humanos con luz roja e infrarroja (en vez de radiación), y no invasivo, es decir, que no requiera la compresión externa de la mama.

Bionirs se creó a finales de 2019, cuando Carbone y otros especialistas del CONICET del grupo de Óptica Biomédica del Centro de Investigaciones en Física e Ingeniería del Centro de la Provincia de Buenos Aires (CIFICEN, UNCPBA-CICPBA-CONICET) llegaron a un acuerdo de inversión con el CITES (Centro de Innovación Tecnológica, Empresarial y Social del Grupo Sancor). 

Además de su idea inicial, diseñaron MamoRef para crear imágenes que aporten información metabólica para determinar si una lesión es maligna o no disminuyendo, de este modo, el número de biopsias. 

La tecnología se encuentra en las primeras etapas de validación clínica.

“Vimos que nuestros trabajos de investigación tenían un horizonte de transferencia cercano y aprovechamos la oportunidad. 

Trabajamos con miembros de otras disciplinas también, que aportaron una mirada esencial para el desarrollo de la EBT, pero la semilla germinó en un grupo de investigación formado por físicos entrenados para la Academia y la docencia”, señala Carbone.

El investigador del CONICET destaca que por su bajo costo MamoRef será accesible y que con su desarrollo buscan mejorar la detección temprana del cáncer de mama para aumentar las posibilidades de cura. 

Y agrega: “El cáncer de mama es uno de los tumores con más incidencia: una de cada ocho mujeres va a sufrir este tipo de tumor en algún momento de su vida y cerca del 30 por ciento de las pacientes llega al consultorio cuando el cáncer de mama está avanzado. 

Con nuestra tecnología queremos ayudar a resolver esta problemática”.

Nicolás Tognalli, Fundador y Socio Gerente de CITES, explica que decidieron apoyar a Bionirs porque “era una excelente oportunidad de inversión, ya que aborda un problema médico de alta prevalencia a nivel mundial, con una promisoria ventaja en su performance frente a las alternativas. 

La compañía está desarrollando su estrategia de Propiedad Intelectual y cuenta con un equipo científico altamente calificado”.

Una tecnología innovadora

Los métodos tradicionales de formación de imágenes mamarias, ecografía y mamografía que emplean rayos X son muy buenos para detectar anomalías, pero no tanto para clasificar su malignidad, puntualiza Carbone. 

Existe un agujero grande en los protocolos de screening, diagnóstico y seguimiento del cáncer de mama, dice. 

Como consecuencia, existen estudios que muestran que del conjunto de mujeres que pasan por todo ese proceso diagnóstico, incluyendo biopsia, entre el 60 y el 80 por ciento no presentan patología maligna. 

“Es un número muy grande de mujeres que pasan meses haciéndose estudios o seguimientos con la sospecha de un posible cáncer cuando, en realidad, están sanas. 

Con todo lo que eso implica en cuanto a costo emocional y económico para la paciente y el sistema de salud. 

Esto sucede porque no hay buenos sistemas de diagnóstico que permitan descartar o confirmar casos que son dudosos, y es importante evitar falsos negativos”, indica el investigador. 

Y agrega que con MamoRef se pretender simplificar ese proceso de manera rápida y no invasiva.

La mamografía de rayos X, además, es un proceso que puede ser doloroso y traumático para muchas mujeres. 

Hay estudios que muestran que entre el 20 y el 50 por ciento de las mujeres que se hacen una mamografía con rayos X de control no vuelve a hacerse una segunda hasta tener síntomas debido a la mala experiencia del proceso, advierte el especialista del CONICET

“Esto puede terminar retrasando el diagnostico de una patología. 

Sumado a esto, no existen buenos sistemas para poder hacer el seguimiento continuo de la evolución de un tumor maligno bajo tratamiento. 

Por buenos nos referimos a sistemas que le permitan al profesional médico evaluar en tiempo lo más real posible la efectividad del tratamiento administrado en cuanto a crecimiento o actividad metabólica del cáncer. 

Nuestra tecnología apunta a resolver eso”, señala.

El investigador subraya que es importante seguir incentivando a las mujeres a hacerse los estudios de rutina con la frecuencia indicada por su médico porque son las herramientas disponibles en la actualidad. 

“Pero sí muestra que hay aún problemas por resolver en el diagnóstico y seguimiento del cáncer de mama. 

Con nuestra tecnología pretendemos mejorar los diagnósticos y el seguimiento de los tratamientos”, asegura.

Fundación de Bionirs

Bionirs surgió cuando Carbone y otros investigadores del CONICET del grupo de Óptica Biomédica del CIFICEN como Juan Pomarico, Daniela Iriarte, Victoria Waks-Serra, Héctor García y Demian Vera participaron en 2017 de un concurso de ideas innovadoras local llamado Prendete.

“Nos presentamos con una idea muy verde de desarrollar un mamógrafo óptico y nos fue bien, quedando entre los proyectos ganadores. 

Esto implicó contar el proyecto desde una perspectiva muy distinta: pensar en cosas como mercado, clientes, costos, regulatoria y otros aspectos”, explica Carbone.

A continuación, los investigadores se presentaron al IB50k, una iniciativa similar desarrollada por el Instituto Balseiro con llegada nacional. 

“Nos fue, nuevamente, muy bien. 

Esto nos convenció de que este podía ser el camino. 

Además, fue una vidriera muy importante ya que nos permitió ser vistos por el Centro de Innovación Tecnológica, Empresarial y Social del Grupo Sancor (CITES) que se interesó por nuestra propuesta”, señala Carbone.

A finales de 2019, los especialistas del CONICET del grupo de Óptica Biomédica del CIFICEN llegaron a un acuerdo de inversión con CITES y fundaron la empresa Bionirs. 

De esta manera se comenzó con el desarrollo tecnológico de los primeros prototipos de MamoRef y la empresa empezó a funcionar formalmente a mediados del 2020, en plena pandemia.

“Durante todo este proceso tuvimos que adquirir experiencia empresarial y, prácticamente, aprender un nuevo idioma y una nueva forma de interactuar con los actores del sistema al cual nos queremos integrar. 

Este trabajo lo lleva adelante en gran parte la CEO de la empresa, 

Pamela Pardini, pero el resto del equipo también tuvo que hacer una adaptación importante”, afirma Carbone.

En 2023 se hicieron pruebas clínicas de validación de MamoRef en el Hospital Privado de la Comunidad en Mar del Plata con resultados alentadores. 

Ahora se está iniciando una segunda tanda de estudios de validación en Intecnus, Bariloche, y tratativas para sumar más centros médicos y hacer más estudios clínicos con el fin de demostrar la eficacia la tecnología, lograr su aprobación por ANMAT y transferirla al mercado.

Uno de los puntos en los que CITES trabaja arduamente cuando fomenta el desarrollo de startups científico-tecnológicas es la estructura de gobierno corporativo para profesionalizar esta área desde el momento cero, explica Tognalli. 

Y agrega: “Generalmente se asigna una persona de nuestro equipo para definir la estrategia, hacer el seguimiento de los avances y colaborar con la compañía en procesos como el de fundraising o el networking para que puedan testear su tecnología”.

CITES, indica Tognalli, considera que existe una oportunidad enorme en el país para el desarrollo de startups que tengan a la ciencia como el centro de sus negocios. 

Y continúa: “Las capacidades instaladas existentes son enormes, los recursos humanos son excelentes, y el nivel de desarrollo tecnológico se encuentra al mismo nivel que países más desarrollados. 

Cuando comenzamos este camino no existía en el país ningún jugador que esté explotando todas estas capacidades que teníamos. 

Había un gran océano azul, que tuvo como contrapartida un gran esfuerzo y consistió acercar la ciencia al mundo de los negocios”.

“Desde el Grupo de Óptica Biomédica, que es de donde nace Bionirs, estamos también investigando el uso de luz para evaluar el flujo sanguíneo de la corteza cerebral, para hacer un análisis funcional o detectar posibles patologías. 

También estamos explorando otros usos cómo por ejemplo para evaluar perfusión sanguínea en injertos de piel”, puntualiza Carbone. 

Y concluye. “Estos desarrollos están en etapa de investigación, dentro de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y el CONICET, pero pueden ser otra vertical de Bionirs en el futuro”.

Para conocer más sobre la historia de Bionirs, hacé clic acá

Por Bruno Geller

CONICET

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lunes, 2 de diciembre de 2024

 

 DG Exploraciones Una empresa dedicada a descubrir yacimientos minerales

Bajo la dirección del científico del CONICET Diego Guido, asesoran a compañías mineras de todo el mundo.

En nuestro país, que tiene uno de los sectores mineros más importantes del mundo -ocupa el puesto 15 a nivel global y contribuye con un 0,65% del PBI minero del mundo-, toneladas de oro, plata, cobre, litio, plomo, zinc y otros metales permanecen ocultas bajo la tierra. 

¿Cómo encontrar esos minerales que aún no fueron hallados? 

DG Exploraciones es la primera empresa dedicada a asesorar a las compañías mineras nacionales o internacionales que desembarcan en Argentina para explorar los suelos en busca de yacimientos minerales. 

“Nuestro principal objetivo es darles predictibilidad a las empresas mineras para llevar adelante sus exploraciones”, señala Diego Guido, geólogo del CONICET, profesor de la Universidad de La Plata, Director del Instituto de Recursos Minerales (UNLP-CIC) y fundador y director de DG Exploraciones. 

“Somos un equipo de académicos especializados en metalogenia aplicada a la industria. 

Brindamos asesoramiento, ideas, trabajos puntuales para entender cómo son los depósitos minerales y destrabar todo tipo de problemas que surgen durante la exploración de los terrenos”.

Las empresas mineras tienen un alto riesgo de fracasar: cuando emprenden una exploración geológica, en cualquier parte del mundo, tienen alrededor de un diez por ciento de chances de encontrar minerales y solo cerca de un uno por ciento de que esos minerales puedan convertirse en yacimientos económicamente rentables. 

En ese contexto, desde hace más de dos décadas, los científicos que componen DG Exploraciones brindan servicios a diferentes empresas -compañías de capitales nacionales como Austral Gold o Patagonia Gold, o extranjeros como Minera Andina del Sol, Argentex Mining o Astra Exploration, oriundas de países como Canadá o Estados Unidos- para minimizar los riesgos en sus proyectos. 

Estudian los territorios, asesoran en las diferentes etapas de una prospección, diseñan programas de exploración de la superficie, estudian las capas del subsuelo y trazan planes para realizar perforaciones. 

Lo hicieron primero a través de convenios y asesorías hasta que, en 2019, fundaron la Empresa de Base Tecnológica

“Una empresa de base tecnológica es una manera dinámica para facilitar los procesos de transferencia público-privada. 

Es la forma más eficiente de trabajar como científicos con el sector privado”, asegura Guido.

Rocas, trampas para los minerales y las armas de la ciencia

El científico recuerda, por ejemplo, el trabajo de asesoría que realizaron para la empresa Austral Gold en el yacimiento Guanaco, ubicado en la región de Antofagasta, Chile, que debido a su éxito, años después replicaron en yacimientos de Argentina como Veladero y de la empresa Minera Andina de Sol. 

En ese yacimiento de Chile, la compañía minera tenía un problema: hallaba minerales de oro y plata de manera aleatoria, en algunos sitios sí, y en otros, no. 

Contrataron a los científicos de DG Exploraciones para generar un modelo que permita encontrar de dónde provenía ese problema que condicionaba la presencia de los metales en el terreno, lo que en el rubro conocen como “trampa”. 

Lo primero que hicieron los científicos fue realizar los mapas del sector y digitalizar todos los documentos preexistentes en la mina. 

Analizaron más de cien mil perforaciones que la empresa había realizado en ese sitio, la geología del lugar y descubrieron, luego de un año y medio de trabajo, que había una formación de rocas volcánicas que provocaba que los fluidos chocaran y por debajo de esas rocas se formara un reservorio donde se concentraban los minerales de manera preferencial. 

“La empresa tomó enseguida nuestros consejos y comenzaron a encontrar más mineral para mejorar su producción, y como plus, nosotros publicamos varios trabajos científicos y formamos recursos humanos”, comenta Guido.

Ese “plus” no es algo anecdótico: brindar servicios a compañías mineras les permite a estos científicos acceder a información única. 

“Las empresas mineras suelen tener muchos datos de mapeos geológicos, muestreos geoquímicos, relevamientos geofísicos y perforaciones en sus proyectos, estudios que cuestan millones de dólares y son oro puro para nosotros. 

Recolectar esa información a los científicos nos podría llevar toda una carrera académica. 

Trabajar con el sector privado minero nos permitió y nos sigue permitiendo acceder a esa información, y previo acuerdo con las empresas, potenciar su valor tanto para la industria como para el mundo académico y científico. 

Por eso mismo, estos procesos de asesoría son de ganancias para ambas partes: la empresa mejora sus procesos de exploración o de producción, y nosotros generamos conocimiento científico gracias al trabajo con toda esta información”, señala Guido, cuyo grupo de investigación se compone principalmente de sus becarios doctorales y postdoctorales y ya lleva publicados más doscientos trabajos científicos.

“La contratación de una empresa de base tecnológica como DG exploraciones resultó sumamente valiosa y fructífera”, recuerda Darío Vera, gerente de exploración de la empresa Patagonia Gold, una de las compañías que contrató el asesoramiento de DG Exploraciones. 

“Todo resultó muy fluido y dinámico, no solo la parte técnica llevada adelante por los geólogos fue de muy alta calidad, sino que también, al tratarse de profesionales con experiencia en enseñanza fue espectacular la transmisión de conocimiento para con los geólogos de la empresa, varios de ellos en niveles juniors de experiencia, en el tema de trabajo y en casi cualquier otro tema que tratamos durante su visita y estadía en nuestro campamento. 

No se trató de la típica contratación de consultores externos, sino que el nivel de interacción fue realmente alto, fluido, dinámico como una cordial convivencia de colegas. 

Además fue notable cómo los profesionales de DG Exploraciones se adaptaron muy rápidamente y de forma efectiva a las normativas y estructuras de la organización en materia de seguridad, ambiente y gobernanzas corporativas. 

El impacto de su trabajo en nuestra empresa fue muy positivo”.

De Marte a la realidad

Guido llegó a estudiar geología casi por casualidad, porque de pequeño le gustaban las Ciencias Naturales. 

“Cuando empecé la carrera no sabía qué era bien la geología, pero a medida que me fui adentrando me fascinó. 

Por mi personalidad, si bien me gusta la investigación científica, me quedaba un sinsabor de no saber para qué se utilizarían los conocimientos científicos que se generaban. 

Me inquietaba buscar aplicaciones a las cuestiones científicas. 

Entonces conocí la vinculación y me gustó la idea de poder generar resultados de aplicación en relativamente poco tiempo”. 

Ese primer contacto con la vinculación lo tuvo en sus estudios de grado, cuando como becario alumno estudió cómo se produce el mineral llamado sulfato de sodio para incluirlo en el proceso industrial de fabricación de detergentes. 

“Después de ese trabajo académico, me recibí y trabajé dos años en el ámbito privado como geólogo de exploración. 

Eso me dio las herramientas para poder hacer investigación científica aplicada, ubicándome en la línea del medio, entre lo público y lo privado”, asegura.

Los inicios en la vinculación, para Guido, no fueron sencillos. 

“Al principio fue difícil, porque los organismos científicos se diferenciaban de los privados, hoy me parece que se entiende mucho más, que se puede trabajar juntos de manera más eficiente y que se entiende que todos ganan en esa ecuación”, advierte Guido, que en sus años de trayectoria trabajó en provincias como Santa Cruz, en San Juan, Salta, Catamarca, La Rioja, Río Negro, y también en Chile, Nueva Zelanda, EEUU, Sudáfrica, Australia y China

Y también mantiene una rama de producción académico-científica de ciencia básica, en la que estudia los campos geotermales que se forman en la superficie de los mismos lugares donde, bajo tierra, se encuentran los yacimientos de oro y plata que investiga.

“Son lugares como Yellowstone, un paisaje volcánico con géiseres ubicado Estados Unidos considerado Patrimonio de la Humanidad, donde confluyen un montón de cuestiones científicas muy interesantes desde el punto de vista geológico, paleontológico y paleoambiental –explica-. 

Ahí yo estudio con otros colegas las plantas y los distintos organismos, bacterias, que aparecen en esos ambientes, que también se vinculan con el llamado early life u origen de la vida. 

Porque se postula que el origen de la vida estuvo vinculado con el ambiente geotérmico, donde existen determinadas condiciones de temperatura y provisión de elementos químicos favorables para organismos muy básicos que puedan procesar eso. 

Y una cosa lleva a la otra, porque también hay toda una línea de investigación que hago que se vincula con las ciencias planetarias, y la posibilidad de encontrar evidencias de vida en otros planetas. 

Lo que se conoce de Marte hasta ahora es que no hay evidencia de vida actual visible, pero sí pudo haber existido vida en el pasado porque hay indicios de que hubo agua. 

Si hubo agua y volcanes, pudo haber campos geotérmicos, y ahí pudieron haberse formados microorganismos cuyo único registro queda en las rocas”.

Transición energética

Hoy además el científico está también interesado en estudiar yacimientos vinculados con cobre, litio, metales cada vez más requeridos para la llamada transición energética, y también en la búsqueda de “tierras raras”, un conjunto de minerales que se consideran “críticos” porque se producen en apenas unos pocos países -hasta ahora el noventa por ciento se produce en China-, y se utilizan en casi todas las industrias relacionadas con la tecnología. 

“Son minerales estratégicos, porque se van a usar cada vez más”, advierte Guido, “Argentina todavía no tiene concentraciones económicas de tierras raras identificadas. 

Estamos haciendo exploración. 

Nuestro instituto, el INREMI, fue líder en encontrar anomalías de tierras raras en determinadas arcillas en la provincia de Buenos Aires. 

Fue hace unos años ya, hay que seguir estudiándolas”.

Para el científico, toda esta última línea de estudios de punta es parte de una estrategia de actualización permanente “muy necesaria, porque para ser director de una EBT hay que tener contacto con la realidad, con el día a día. 

Leer el diario, noticias, para saber lo que pasa en el mundo productivo. 

A veces uno se involucra tanto con la investigación científica que pierde contacto con la realidad. 

Para mí la clave es no perder ese vínculo. 

Siempre tratar de ofrecer una solución para los problemas de la realidad”, subraya.

Por Cintia Kemelmajer

CONICET

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